Mié. May 21st, 2025

Cuando no existía nada, existía el Vacío. Pero el propio Vacío era algo en sí mismo de él surgió Creación, el Primordial que crea a partir de la nada. Creación era contrario al vacío y con el tiempo acabó por surgir Destrucción como elemento equilibrador.

Durante eones se estableció la misma dinámica: la Creación huía de la Destrucción, creando universos a medida que avanzaba, solo para verlos engullidos por la incansable persecución de la Destrucción.

Poco a poco  la Creación se plantó y probó algo nuevo: confrontar a su contrario implantando a la fuerza un nuevo cosmos dentro de la Destrucción. Este acto inesperado causó una grave herida al Primordial destructor, el cual replicó con tal violencia que rompió en millones de piezas a la Creación.

La destrucción de la Creación provocó una rotura en el equilibrio cósmico. Destrucción decidió que recuperaría el equilibrio recuperando los fragmentos de Creación, tarea harto complicada por lo que se retiró a descansar.

Como resultado de la destrucción de Creación y su mezcla con Destrucción originó el primordial Equilibrio.

El Equilibrio era consciente que si sus creadores volvían a su estado natural, él ya no haría falta y moriría. Por ello, puso en movimiento los Fragmentos de la Creación (las estrellas) para que no pudieran reagruparse mientras que construyó con su propio cuerpo una jaula para la Destrucción, que en esos momentos estaba en un sueño profundo recuperándose de sus heridas, para formar el planeta de Eä.

El Mundo de Eä.

Conquista, Hambre, Guerra y Muerte. Los Cuatro Jinetes

A pesar de estar encerrada,  la Destrucción tenía tal poder que seguía siendo un peligro para el Equilibrio. Su esencia e influencia emanaba de su prisión, impulsadas por sus ganas de devorar la quebrada Creación y volver al Vacío.

De este deseo surgió Hambre, el  primer Jinete del Apocalipsis. El Hambre devoraba todo sin miramientos, incluso consumiendo partes de la Destrucción. El Primordial enfureció y empezó a desprender un calor infernal que hizo huir el Hambre hacía la superficie, que recordemos. era el cuerpo del Equilibrio 

El Equilibrio no podía parar el Hambre hasta el punto que los tentáculos del primer Jinete se acercaron a las estrellas. En su mayor parte, los Fragmentos de la Creación no tenían vida ni consciencia, pero uno de estos fragmentos poseía una carga potente de la Creación y vio como el Hambre ponía en peligro a su creador. Este fragmento sería la Conquista, primera encarnación de la Creación y segundo Jinete del Apocalipsis.

La Conquista despertó aquellos Fragmentos que tuvieran algo de poder individual formando la Hueste Celestial. El poder de los Fragmentos combinados fue suficiente para mantener a raya el Hambre.  Esta declaración de guerra entre esencias de los Primordiales dio lugar a algo peor: la Guerra, segunda encarnación de la Destrucción y tercer Jinete del Apocalipsis. Esto escalaría aún más la dimensión del conflicto en Eä.

La Guerra se oponía a la Conquista. Usando la sangre de la Destrucción que supuraba de su prisión, forjó su propia Hueste Abisal. El tercer Jinete buscaría mantener una guerra constante ya que ganar dicho conflicto acabaría con su propósito.

En todo caso, el Hambre despertó de nuevo por el estruendo de las titánicas batallas entre Conquista y Guerra. En medio de todo este caos, el Equilibrio que sostenía todo este mundo sufría como nunca antes. Sus lágrimas se mezclaron con la sangre de destrucción originando la Vida.

El Equilibrio buscaba proteger a la Vida, que en esos momentos era inofensiva. Conquista y Guerra estaban demasiado ocupados en matarse entre ellos mientras que el Hambre portaba su atención hacia las estrellas. De esta forma, la Vida pasó desapercibida.

Pero la Vida se multiplicó a una velocidad pasmosa y pronto se propagó por toda la tierra, curando las heridas del Equilibrio y avasallando los Jinetes. Por primera vez, el Equilibrio tomó la delantera en el conflicto de los Primordiales.

El poder de la Destrucción disminuía constantemente y acabó por caer en un profundo sueño lleno de pesadillas. De este moribundo estado empezó a formar su última encarnación, la Muerte el destino de la Vida.

En cuanto murió la primera criatura producto de la Vida, el Equilibrio lanzó un aullido de terror. A pesar de no estar operativos, la Creación y Destrucción volvieron a su eterno conflicto de crear y destruir pero esta vez a través de sus agentes, los Jinetes. La Vida y la Muerte volvían a escenificar a nivel planetario el conflicto cósmico de sus padres.

El Fin de una Era

El grito desesperado del Equilibrio desgarro la fábrica del universo. La esencia de los Primordiales se desprendió en parte, esparciéndose por el mundo. Algunos de estos fragmentos eran lo suficientemente poderosos para unirse a las Huestes, pero otros eran tan pequeños que simplemente fueron confinados en minerales o animales, provocando mutaciones.

Pero algunos de estos fragmentos eran distintos. Una fusión de la sangre de la Creación y Destrucción que vagan por el espacio exterior con conciencia propia pero sin objetivo determinado. Estas criaturas se movían por impulsos y curiosidad, viéndose atraídas por la Guerra de los Primordiales.

Su mera intervención puso punto y final al conflicto. Numerosos e imbuidos del poder de ambos Primordiales, encerraron a la Muerte, Guerra y Hambre en tumbas que tardarían eones en abrirse  Al ser hijos del Equilibrio, estos seres no querían dejar a la Conquista como único Jinete libre, a pesar de ser un aliado. Fragmentaron su cuerpo, esparciendo sus piezas para custodiar el mundo, pues en algún momento las fuerzas de la Destrucción se alzarán de nuevo.

El Génesis

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